«Hay una idea viva en sus mentes de que deberían ser mejores, otro diferente del que son ahora; de que deberían ser más altamente desarrollados, más santos, más capaces de seguir ciertas reglas, un ideal superior que tienen para ustedes mismos – pero ésta es una idea falsa.
Todo este trabajar en ustedes mismos está basado en la idea de que no son buenos como son; de que hay algo más; de que tienen el poder de cambiar; de que tienen control sobre el hecho de ser humanos.
Esta es una idea vieja, y una que experimentaron plenamente en una era muy vieja.»
Extracto de «El tercer modo» por Jeshua
Cuando te valoras y te enjuicias valiéndote de conceptos idealizados, frecuentemente obsoletos, que otros han utilizado en el pasado estás haciendo tu mochila más pesada.
Hemos hablado con frecuencia de los patrones mentales heredados, de las consecuencias que éstos tienen en nuestra psiquis, en nuestra felicidad y en nuestra salud, tanto física como mental.
No obstante no es porque lo hayamos mencionado antes que deja de ser de actualidad. El peso que necesita ser liberado está ahí, en las calles, en las escuelas, en las familias, en nuestro interior.
Y es agotador. Pudo ser entretenido, interesante, en un momento dado, como experiencia, pero ha dejado de ser divertido. Es tedioso y aburrido. Pero sobre todo ha sabido convertirse en esquivo, en sutil, de forma que se camufla muy bien y se hace pasar por ideales de superación, de crecimiento, de elevación espiritual.
Vacía tu mochila! No intentes ser diferente, simplemente sé.
«¿Quieren su sistema inmunológico de regreso? Suelten mucho de ese karma personal y muchos de sus aspectos, los aspectos no integrados, traumatizados. ¿Cómo hacen eso? Bueno, simplemente, devuelvan estos aspectos al amor, a ustedes, teniendo un espacio seguro en casa, su momento del Ahora, donde están ahora mismo, su momento presente. ¿Cómo haces eso? Respira y ámate a ti mismo. Amor incondicional. Como ha sido dicho muchas veces, la cosa más dura que vas a afrontar en esta vida es cómo amarte a ti mismo.»
Extracto de «El Tubo de la Realidad» por Adamus