No se lucha contra el ego, no se combate, no se vence, no se obvia, no es tu amigo, no es tu aliado.
El ego se disuelve a través del perdón verdadero.
Ese es tu destino, ser uno con Dios, pero puedes aplazarlo todo lo que quieras, tal es tu apego al drama, al sufrimiento, al dolor, a las apariencias, a esa falsa identidad que fue construida para mantenerte distraíd@.
No hay nada malo en ello … solo no olvides divertirte.
Mira a tu alrededor … ¿Qué ves? Todo es una ilusión. Una gran ilusión creada para albergar un gran patio de experimentación. Si no ves regocijo, si no sientes el amor del padre es porque sigues atrapado en el juego. Regocíjate …. pues tu despertar es inevitable, inexorable. Esa es la promesa inamovible, es el regalo para el hijo pródigo.