Soñé que dormía

Soñé que dormía en los tiempos como fueron 
Soñé que dormía con risa y lágrima 
Soñé que dormía en todo lo que yo podía ser 
Soñé que dormía a lo ancho del gran ver 

¡Despierta, despierta! Oí desde dentro 
Despierta, despierta para que la vida pueda empezar 
Despierta, despierta, dormir es una mentira 
Despierta, despierta, ya que el Dios, él es yo. 

Estás soñando que estás dormido. Estás soñando mientras estás dormido. Estás soñando en lo que puede ser. Estás soñando en lo que vas a ser. Estás en este estado alterado. Esto no es real. Estás soñando. Estás dormido.

Parte de este sueño es tu identidad.

Es tan fácil quedar atascado en tu identidad, pretendiendo que ers algo que en realidad no eres. Es tan fácil quedar encerrado en quien piensas que eres, y no es más que un rol. Tu cuerpo: un atuendo. Tu historia: una etapa del guión. Eso es todo. Y una de las cosas más grandiosas que puedes hacer por ti ahora mismo es soltarse de esa identidad. Y también es una de las más aterradoras. Te identificas con ella. Has llegado a creer que eres tú. Y, no lo eres. No lo eres.

Y lo interesante es que muchos humanos, especialmente aquellos en el sendero espiritual, están centrándose en solidificar esa identidad y darle sentido y tratar de perfeccionarla, intentar refinarla. No funciona. No puede. Nunca, jamás, puedes pretender a la perfección de esta identidad, puesto que es una ilusión. Puedes ir tan lejos como decir que es una mentira. Por lo menos es un juego. Quizá es una aventura, pero no es real. Cuanto más duro tratas de darle algo de sentido y perfeccionarla, más hondo caes en el hoyo.

Parte de este sueño es tu identidad. ¿Qué es lo que te define?

Texto original Adamus Saint Germain

 

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