Notas desde la dualidad
¿Estás triste?
Siempre hay un buen motivo para estar triste y nadie puede privarte de ese derecho. Tu tristeza nace siempre de un sentimiento de pérdida. Puede ser algo evidente, como la pérdida de un ser querido, de un trabajo, de un hogar, o el sentimiento de pérdida del concepto romántico de lo que significa para ti una pareja, un amor, la confianza en algo o alguien, o quizás de la pérdida de una idea, un sueño, una meta. Solo tú puedes saber, en el mejor de los casos, dónde reside ese sentimiento que te vuelve tan triste. A veces lo arrastras de otras vidas; vidas que se cuelgan a tus espaldas como el lastre de un amor no correspondido, de un amor perdido. Tu ser añora algo que crees que perdiste y lo acabas confundiendo con algo que lleva la marca de caducidad, el símbolo de la muerte (no en el sentido macabro, sino en el sentido de que es perecedero). Nada que pueda morir es real; lo puede parecer, y mucho, pero si tiene fecha de fin es porque solo es una ilusión que has creado en tu mente. Incluso el ser amado, no es tal y como tu mente lo proyecta. Tu atadura a esa imagen, a ese símbolo, a ese concepto, es lo que te produce dolor. Y desde el respeto a tu libertad para seguir sufriendo, te invito a dejarlo ir.
¿Estás deprimida?
Ya no estás inspirada. Cual antena de radio has dejado de sintonizar al Espíritu. Ahora solo escuchas el canal del ego. Te has convertido en seguidora de las elucubraciones dementes del inconsciente colectivo. Te dejas seducir por la crítica, por el juicio hacia tus hermanos, hacia la vida o hacia ti misma. Prestas oído a esos pensamientos tan limitados, tan pobres, tan deprimentes … Lo peor de la situación, y al mismo tiempo lo mejor, es que sabes, lo sabes, que solo depende de ti, que te basta con mover el dial para recolocar tu mente y dejar entrar la inspiración, la luz. Tómate tu tiempo, pues nada te mete prisa, y si no es en esta vida ya tendrás otra para romper con tus cadenas. ¿Vas a dejar escapar esta oportunidad?
¿Te sientes sola?
Solo estás secuestrada. Es un secuestro mental. Una pantalla de humo se ha dibujado frente a ti para hacerte creer que estás sola. Pero nadie está solo. Nunca. La soledad una ilusión de tu mente secuestrada. La soledad es un sentimiento que te hace dependiente de otros seres que están igualmente ‘secuestrados’. Primero te quitaron la visión espiritual para que solo vieses a través de los ojos del cuerpo. Después te llenaron de miedos para que dejaras de sentir, de sentir la presencia del espíritu, de tus guías. Y por último secuestraron tu consciencia para hacerte creer que estás sola. Puedes creer lo que quieras …, pero aquellos que te aman de verdad nunca te abandonan. Todo lo demás es pura ficción.
¿Estás asustada?
El miedo es un mal amigo. Si comprendes que el miedo es el antagonista del amor, te darás cuenta cuan importante es para el ego que sientas miedo, pues de esa forma te aleja del amor verdadero. Dios es amor. Cuanto más alejada de Dios te sientas, más atrapada en el ego «parece que estás». Pero el cuerpo y la muerte son falsos. La muerte no existe. Así que temerla es solo un juego del ego. Parece que estás en un cuerpo, dentro de la forma. Pero es una ilusión. Si te da miedo lo que le pase al cuerpo, lo conviertes en real. Así que perdónalo y sigue adelante. La vida, aún siendo un sueño, puede ser divertida. Tú eliges.