La reencarnación en la cristiandad

No existe un consenso amplio sobre si la iglesia cristiana primitiva (previa a que se convirtiera en la religión exclusiva del Imperio Romano por un decreto del emperador Teodosio) comulgaba con el concepto de la reencarnación. Algunos autores defienden que la Biblia recoge algunos pasajes que se refieren específicamente a ella y otros autores pese a ello lo niegan rotundamente.

Sabemos que en el año 325 d.C. se lleva a cabo el Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino, para defender la unidad del cristianismo.

Dada la amplia difusión de la doctrina de la transmigración y la reencarnación, el Concilio fijó que después de la muerte habría un juicio, por el que unos irían al cielo y otros al infierno. ¡Y punto final!

Esta ‘decisión doctrinal’ fue ratificada por los concilios de Lyon (1274) y de Florencia (1439).

La idea principal que se opone a la reencarnación se resume a que el pecado debe ser castigado o redimido, pero esta segunda opción solo puede ser llevada a cabo por la pasión y muerte de Jesús. Así la posibilidad de vidas sucesivas que den a una persona la oportunidad de crecer en conciencia o evolucionar es una idea que no tiene cabida en la doctrina oficial.

En el II Concilio de Constantinopla, convocado bajo los auspicios del Emperador Justiniano y celebrado en mayo del 553 d.C., se declaró anatema (susceptible de excomunión) a quienes defendieran las doctrinas de Orígenes. El hecho de que dos siglos después de haber formulado éste sus enseñanzas se escogieran quince, entre ellas la de ‘la preexistencia del alma’, para discutirlas y después condenarlas en el Concilio, no es sino prueba de la popularidad y extensión de la que gozaban entre la población cristiana.

Texto original Antonio Piñero

No podemos obviar el conflicto conceptual que existe entre resurrección y reencarnación, el primero basado en la conservación del cuerpo físico o algo similar. Y por supuesto el hecho de que la palabra ‘evolución’ sea una palabra casi proscrita por cuántos abogan por la interpretación literal de las escrituras.

Si quieres mi opinión, la ‘negación de la reencarnación’ es sobre todo una necesidad ideológica y política. Para la jerarquía eclesiástica es un escollo insuperable que puedan haber personas que no forman parte del clero y que sí ven las vidas pasadas y el karma. ¿En qué posición quedarían los sacerdotes que carecen de este ‘don espiritual’? ¿Y sus obispos o patriarcas? Añade a esto que muchas mujeres sí tienen ‘el don’ del que ellos carecen. 

Por último debemos citar otro obstáculo importante: todas las personas que recuerdan sus vidas pasadas testimonian que en algunas de ellas fueron hombres y en otras mujeres, sin seguir un orden de importancia o proceso evolutivo. Esto resulta totalmente inimaginable para cualquier jerarquía eclesiástica o corriente religiosa sujeta al dogma del patriarcado.

reencarnacion

Anexo de términos

▸ La transmigración es algo así como el viaje que realiza el alma a través de las diversas formas de vida a las que anima momentáneamente, mientras dura su vida.
▸ La reencarnación es la creencia de que el alma o esencia individual de las personas empieza una nueva vida en otro cuerpo tras la muerte biológica, es decir el alma toma otro cuerpo diferente para volver a nacer o encarnar.
▸La resurrección es volver a la vida o reanimar como cuerpo físico: la primera resurrección (de Jesucristo), la segunda o primera gran resurrección de la iglesia (también conocida como ‘el rapto’) y la tercera o la del fin de los tiempos (tras la tribulación). Los ‘cuerpos resucitados’ no obstante no serían de carne y sangre.
▸El karma es la acción o energía trascendente que se deriva de los actos, palabras y pensamientos de las personas. Algunas personas lo asocian con el pago o retribución por acciones en vidas pasadas. En mi experiencia siempre se me ha mostrado como un tipo de ‘contrato espiritual’ entre almas o ‘asuntos pendientes’, nunca como un castigo.  
Orígenes, maestro en Alejandría y Cesarea (184-253 d.C.), fue autor del primer tratado de teología cristiana que lleva por título ‘De principiis’. Entre sus doctrinas cabe destacar: (1) la preexistencia de las almas (antes de la encarnación), (2) la historia de la humanidad como proceso educativo o pedagógico de Dios con el hombre, (3) el pecador es autor de sus castigos (defensa de la bondad de Dios), (4) el pacifismo cristiano, (5) la defensa del libre albedrío, (6) el rechazo de la eternidad del mundo y del fatalismo griego, (7) tres tipos de lecturas o interpretaciones posibles de las escrituras: (a) la histórica o narrativa, (b) la nomothesia, legislativa o prescripción ética, y la (c) espiritual o alegórica.
Oscurantismo espiritual, práctica que consiste en declarar que ‘dentro de la dualidad existe una verdad única y absoluta’ que está en manos de tal o cual entidad, persona, organización, etc. . Es por lo tanto una postura radicalmente opuesta al concepto de despertar de la conciencia y/o de evolución espiritual.

 

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